Chile: Industria del salmón, herida de muertefrancisco marín
Valparaíso (apro).- La reciente publicación de un artículo en el diario The New York Times (NYT), que puso en evidencia el excesivo uso de antibióticos y hormonas, así como los bajos estándares sanitarios con que opera la salmonicultura chilena, ha herido de muerte a esta industria.
El reportaje titulado “Virus del salmón” pone en tela de juicio métodos pesqueros chilenos. Firmado por Alexei Barrionuevo y fechado el 27 de marzo, da cuenta de la elevada mortalidad que afecta a los cerca de 600 centros de cultivos de salmones existentes en el sur de este país sudamericano. La nota pone especial atención en la propagación del virus de la anemia infecciosa del salmón (ISA, por sus siglas en inglés), enfermedad que provoca hemorragias múltiples en estos peces y que los lleva a la muerte.
El ISA, así como otro importante número de enfermedades que afectan a la industria del salmón en Chile (caligus, síndrome riquexial del salmón, enfermedad bacteriana del riñón, vibriosis, enfermedad bacteriana de las agallas, entre otros) son fruto del mal manejo de los cultivos de peces.
Ejemplos de este mal manejo son la elevada densidad de crianza en las balsas jaulas, manipulación excesiva de los peces, instalación de centros en lugares con baja tasa de recambio de agua, entre otros.
La nota de Barrionuevo también da cuenta del enorme daño ambiental que están produciendo los cultivos de salmón, cuyos efectos, fruto del vertimiento descontrolado de residuos orgánicos y químicos al agua, están devastando ríos, lagos y estuarios marinos. La industria salmonera usa hormonas y antibióticos para apresurar el crecimiento de estos peces.
Junto a este lapidario informe, el artículo informa que funcionarios de la Oficina de Administración de Alimentos y Fármacos de Estados Unidos (FDA) viajarán a Chile para inspeccionar en terreno a la industria salmonera de este país. Esta visita se realizará el próximo 20 de abril y tendría como objetivo revisar los métodos de control y muestreo de antibióticos y otros químicos que se usan aquí.
En su informe “Desempeño ambiental en Chile en el área de la acuicultura” la Organización para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), de mayo de 2005, criticó la casi inexistente responsabilidad ambiental y sanitaria de la salmonicultura; y llamó al Estado chileno a tomar medidas que impidan las fugas masivas de salmones y los daños a los medios acuáticos que provoca esta industria.
La OCDE también solicitó que se controle el uso de antibióticos y pigmentos como la cantaxantina (usada para aumentar el color naranja de la carne de salmón) que ha sido relacionada a enfermedades oculares por estudios científicos internacionales.
Así mismo, el organismo internacional manifestó su inquietud por la eutrofización (pérdida de oxigeno) de los lagos intervenidos por la salmonicultura. Sin embargo, la situación desde entonces no ha hecho más que empeorar.
En un estudio realizado en 2006, el doctor en microbiología y académico del New York College, Felipe Cabello, demostró que en Chile se usan 14 tipos de antibióticos prohibidos en Estados Unidos, entre éstos, destacan algunos pertenecientes a las familias de las quinolonas, que son la última generación de antibióticos y que están restringidos a nivel mundial, dado que su uso indiscriminado puede generar resistencias a enfermedades. A pesar de esto, las autoridades sanitarias estadunidenses nada han hecho por impedir el ingreso de los contaminados salmones chilenos.
El 2007 ingresaron 118 mil toneladas de salmón chileno a Estados Unidos. De éstas, la FDA sólo tomó 40 muestras, lo que, al parecer del biólogo chileno experto salmonicultura Héctor Kol, es estadísticamente insuficiente para determinar la posible contaminación de los envíos.
Los químicos que controla la FDA desde el 2007 son sólo 5, de los cerca de 30 tipos que usa la salmonicultura chilena. Estos son: la flumequina y el ácido oxolínico (antibióticos); ivermectina (pesticida), cristal violeta y verde malaquita (funguicidas).
Hasta el 2006 la FDA sólo controlaba la ivermectina.
Efecto bola de nieveLas consecuencias de la publicación no se hicieron esperar. El 1 de abril, Safeway, una de las tres cadenas de supermercados más grandes de Estados Unidos que cuenta con 1,775 locales, suspendió la compra de salmones chilenos.
Safeway, junto con Cotsco, son los principales distribuidores de salmón chileno en Estados Unidos, principal comprador del producto.
El año pasado Chile exportó a Estados Unidos 862 de los 2,200 millones de toneladas comercializadas. Chile es el segundo productor mundial de salmones, sólo superado por Noruega. Esto, a pesar que este pez fue introducido en el país hace sólo 30 años.
La medida anunciada por Safeway desató las alarmas de las empresas salmoneras. El presidente de la patronal Salmón Chile, César Barros, emitió el 31 de marzo un comunicado de prensa en el que acusó al diario neoyorquino de formar parte de una “campaña de desprestigio (...) motivada por el interés de dañar a la industria”.
Barros anunció que estudiaría interponer acciones judiciales contra el prestigiado periódico y contra el doctor Felipe Cabello, quien fue entrevistado para la realización de ese trabajo. El especialista aportó antecedentes respecto de las cantidades y tipos de antibióticos que usa la salmonicultura chilena.
El gobierno de Chile acudió al rescate de las salmoneras, y asumió su defensa. La presidenta Michelle Bachelet designó al exembajador chileno en Naciones Unidas y Gran Bretaña, Juan Gabriel Valdés, encargado del gobierno para enfrentar la crisis.
En sus primeras declaraciones en su nueva misión, vertidas el 2 abril a Radio Cooperativa, Valdés señaló:
“El gobierno defiende a sus exportadores y no estamos mirando de manera distante ni indiferente ante un artículo que contiene falsedades, que no es claro (...) y que naturalmente le puede generar problemas a la industria.”
El ministro del Interior, Edmundo Pérez Yoma, señaló ese mismo día: “Estamos muy preocupados y creemos que se puede estar afectando seriamente la industria salmonera que, como ustedes saben, es el soporte de la décima y undécima regiones (sur de Chile).”
La nota del Times y la posterior suspensión de importaciones por parte de Safeway se da en un contexto de extrema fragilidad de la industria: Multiexport (tercera empresa salmonera de Chile y sexta del mundo) ha registrado 38% de pérdidas este año en la Bolsa de Santiago; Ivermar, 40%.
La noruega Marine Harvest, ha registrado el último año una pérdida patrimonial de 28%, de acuerdo con su valor accionario en la Bolsa de Oslo, donde cotizan sus acciones.
Por si fuera poco, el valor del kilo de salmón también ha descendido: de 4 dólares la libra en que se cotizaba en 2006, a un dólar en la actualidad. Esta industria se sostiene en Chile, sólo gracias a los enormes subsidios estatales y a los muy bajos estándares ambientales y laborales.
Además, numerosas huelgas han afectado a las principales empresas salmoneras. Aguas Claras, la principal empresa de capitales chilenos, sufrió una paralización de actividades que se prolongó por dos meses y que involucró a dos mil trabajadores. Ésta concluyó el pasado 2 de abril. El paro fue declarado por los trabajadores a raíz de la incertidumbre generada a partir de la publicación del Times y el anuncio de Safeway.
La transnacional noruega Marine Harvest había anunciado en enero pasado que despedirá 1.200 trabajadores de sus plantas en Chile.
Daño ambientalAl menos 70% de la producción salmonera chilena se localiza en la Décima Región de Los Lagos; pero debido a la casi total contaminación de los cursos de agua dulce y marina ocupados en la producción de salmón, las empresas están emigrando hacia el extremo sur de Chile, en la Patagonia.
En la Undécima Región, la subsecretaria de Marina y la Comisión Nacional de Medio Ambiente ya han autorizado la instalación de 300 centros de cultivo. En la Duodécima Región de Magallanes y la Antártica chilena son 500 los centros de cultivos autorizados. Todo esto, sin que se hayan exigido estudios de impacto ambiental ni las mínimas medidas sanitarias que eviten que el virus ISA se expanda a esta zona que, por su belleza y pureza, es considerado un “pulmón” del planeta.
El ISA no sólo contagia a los salmones, sino a buena parte de la fauna marina, por lo que su expansión está provocando daños difíciles de dimensionar.
Cómo consecuencia del negligente accionar gubernamental en materia de acuicultura, el ISA ya se expandió a Aysén. Esto, sólo un año después que comenzara la producción en esta zona. El Servicio Nacional de Pesca reportó en diciembre pasado que el centro ubicado en Churrecué estaba contaminado con este virus. Dos meses más tarde ocurrió lo mismo en el centro ubicado en la isla de Melinka.
Según Héctor Kol existen al menos cinco centros más contaminados con ISA en esta región. En la Décima Región, según la Secretaría de Pesca (Sernapesca), son 16 los centros afectados.
A pesar de la peligrosa expansión de la enfermedad, otros 1,100 centros de cultivo están a la espera de su autorización para funcionar, según informó a Apro la Asociación Gremial de Pescadores Artesanales de Aysén. Esta entidad lanzó el 7 de marzo pasado, una campaña por la moratoria a la expansión salmonera aduciendo los problemas sanitarios en los cultivos de salmones.
Advirtió que de no decretarse la moratoria, el 7 de mayo comenzará un boicot internacional al salmón chileno.
La pesca artesanal se ha visto gravemente afectada por la contaminación salmonera. En la Décima Región más de 15 mil personas han perdido su fuente de ingresos debido a la imposibilidad de extraer recursos marinos libres de contaminación.
La salmonicultura es el tercer sector exportador chileno, tras la minería y la industria forestal. Durante años fue considerado la “guinda” del modelo neoliberal en Chile. Fue el orgullo económico del dictador Augusto Pinochet, quien impulsó personalmente el surgimiento de esta industria, que hoy se cae a pedazos. (7 de abril de 2008)
Fuente:
http://www.proceso.com.mxTOKI